viernes, 6 de julio de 2007

Actividades de la Capilla

Misas
Domingos 10:30 hs.

Catequesis/oratorio
Sábados 14:30 a 18 hs.
Grupos:
  • 6 a 8 años

  • 9 y 10 años (1º año comunión)

  • 11 y 12 años (2º año comunión)

  • mayores de 12 (varones)

  • mayores de 12 (mujeres)


Catequesis para padres
Sábados 14:30 hs

Curso de formación animadores
Sábados 14 hs (1º de c/mes)

Grupo de oración
Lunes a viernes 16 hs

Apoyo escolar

Otras actividades
  • Bautismos

  • Bendiciones de casas

  • Misas especiales

  • Campamentos

  • Paseos

  • Retiros

(Preguntar por días y horarios)

¿Por qué “María Madre de la Esperanza”?


El origen del nombre de la capilla no es fruto del azar ni del capricho, pero es preciso reconocer que se basó en hechos totalmente fortuitos que luego se encauzaron con una clara intención evangelizadora.
Antes que estuviera la capilla, pero cuando ya se estaba con la inquietud de buscar un lugar, el grupo misionero se reunía habitualmente en una de las salas del San Juan. En una oportunidad, apareció frente a la puerta una imagen de la virgen María. Vestida con un estilo español antiguo, de verde, con un pañuelo en la mano y lágrimas en la mejilla, descubrieron que se trataba de María al lado de la cruz, la “dolorosa”, en particular, una advocación conocida de Nuestra Señora de la Esperanza.
La idea de esperanza estaba presente en el sentir del grupo y era un tema frecuente en las charlas en el barrio. Rápidamente se acordó utilizar este valor para ponerle el nombre a la futura capilla y mientras tanto llamar así al grupo que hasta entonces no tenía nombre.
Lo que sí, fueron buscándole la vuelta para presentarla de la mejor manera posible y que fuera realmente un signo de presencia y cercanía de para todos, especialmente los jóvenes y los más pobres del barrio.
Por un lado, definieron el nombre. Que iba a ser “...de la Esperanza”, seguro, pero ¿Cómo llamarla a “ella”? ¿Nuestra Señora? ¿María? ¿Madre? ¿Virgen? Al fin, se priorizaron dos aspectos: primero, “María”, ella misma, su nombre original de mujer, más sencillo y cercano; y después, “Madre”, su rol materno que habla de cuidado, ternura, cariño, protección, confianza y a la vez, la que nos presenta a su hijo, que es la Esperanza.El otro tema fue la imagen misma. La verdad es que era una imagen con rasgos tristes y un estilo europeo antiguo. Por eso, y ya cerca de la fecha de la inauguración, se cambió por la imagen actual que presenta otra visión de la misma “María Madre de la Esperanza”, pero vestida como en nuestras tierras, jovencita, con Jesús en brazos, con una sonrisa alegre que se dibuja en sus labios, con los pies descalzos, sencilla, sin coronas ni cetros, como quien viene a acompañar más que a dirigir, a caminar más que a instalarse, a jugar entre los pibes más que a esperar que la veneren.

Los orígenes de la Capilla


La Boca legendaria
La zona de la Plaza Solís y en general toda esta parte de La Boca que está sobre el riachuelo y la dársena, de este lado de la avenida Brown, es un lugar colmado de historias y anécdotas.
El centenario club azul y amarillo dio sus primeros pasos en la plaza Solís y no muy lejos también su clásico rival. El tranvía, el mercado, el puerto fueron forjando la identidad a un pujante barrio de trabajadores que apostaban por un país mejor.
Los años fueron pasando, y al ritmo de las crisis del país, el barrio fue sufriendo el empobrecimiento de su gente y la injusticia de los poderosos.


La iglesia, cruzando la avenida
Pareciera curioso, pero la avenida para muchos genera una barrera difícil de cruzar, ya sea por motivos económicos, prejuicios culturales, comodidades, miedos u otros factores, en uno u otro sentido.
La Iglesia de San Juan Evangelista siempre estuvo a unas cuadras y como parte de la pastoral parroquial, desde las recordadas misas en los patios boquenses hasta la más reciente carpa misionera o el oratorio “donbosquito", se hicieron variadas propuestas de acercamiento y presencia, alternadas con momentos de mayor distancia y olvido.
Los más fieles parroquianos seguían participando de la vida parroquial pero en los últimos años se percibía con fuerza la necesidad de una presencia más cercana y significativa de la Iglesia de Jesús.

Los orígenes: una comunidad peregrina
A principios del 2001, un grupo de jóvenes junto con el párroco, encararon un proyecto misionero con el objetivo de acercarse nuevamente al barrio y acompañar la vida de fe de los vecinos.
Las primeras propuestas fueron con los pibes y pibas, en el oratorio que se reunía primero en una esquina y luego en la misma plaza, y también con las familias, recorriendo casas, departamentos, conventillos, casillas y asentamientos. Así, se fueron sumando a la comunidad tanto algunas personas que ya tenían una participación previa en la parroquia como otras que no.
Las reuniones, el apoyo escolar y la merienda los días de mal tiempo eran en la sede de la mutual de desalojados que prestaba su espacio, cada tanto una celebración o misa se hacía en la plaza con los pibes, los primeros bautismos y misas semanales fueron en comedores comunitarios, el pesebre viviente se preparó y realizó en la misma plaza... las dificultades no detenían las actividades que se multiplicaban rápidamente, pero hacía falta un lugar donde poder realizarlas mejor. Sin dejar de agradecer a quienes generosamente abrieron las puertas de sus casas ni olvidar los momentos de resistencia bajo la lluvia y el frío, pero con las ganas de tener un techo propio, la naciente comunidad empezó a buscar su lugar.

La capilla: Una comunidad que se fortalece
Intensa fue la búsqueda y no faltaron promesas sin cumplir ni proyectos que quedaron truncos antes de concretarse, pero al fin, ya en marzo del 2002, se unieron la disponibilidad de una empresa del barrio de donar un dinero mensualmente y el ofrecimiento de un vecino del barrio de alquilar un par de piezas de un conventillo de su propiedad a un precio accesible, ubicado en un estratégico lugar con su puerta sobre el centro de la plaza Solís. Cerrado el acuerdo, se puso la fecha de inauguración: el domingo 7 de abril.
Esos días hubo muchas manos anónimas que dijeron presente con trabajo o donaciones, ya que muchos también eran los arreglos que había que hacer y poco el tiempo.
El gran día, anunciado con volantes y carteles por todo el barrio, al fin llegó. Ese domingo al mediodía, por debajo del cartel que orgulloso decía “Capilla María Madre de la Esperanza”, fueron llegando uno tras otro un montón de vecinos y amigos a compartir la primer misa en la flamante capilla.

Hasta el presente: una comunidad que sigue creciendo
De allí en adelante se pudo seguir construyendo la comunidad en torno a un lugar y a un objetivo común: Hacer de la capilla una casa para todos. De entonces a esta parte, fueron años donde de a poco fueron surgiendo todas las cosas que hoy se pueden ver: los grupos de catequesis y de oración, el oratorio, el apoyo escolar, los jóvenes, los niños, los adultos... la comunidad entera que se reúne a celebrar cada domingo la presencia de Jesús resucitado. Y también, tantas otras cosas que ahora no son visibles, pero que fueron las semillas de muchos frutos que hoy se siguen cosechando: el grupo misionero, los campeonatos de fútbol, el campamento de adolescentes, el grupo de jóvenes, el trailer sanitario, las fiestas en la plaza... Páginas se podrían llenar enumerando momentos, actividades y miles de anécdotas, pero lo más importante son las personas que han puesto el hombro y el corazón para dar vida a las paredes de la capilla y contagiar a todo el barrio la alegría de un Jesús vivo que quiere caminar junto a su pueblo.
Muchas personas hoy son parte de la comunidad María Madre de la Esperanza, otras que ahora no están han dejado su huella, pero lo más esperanzador son las muchas otras personas que deseamos un día también puedan participar de esta comunidad que se reúne, celebra, se alegra, canta y camina.